Olivier Pithon ha está vinculado al vino desde muy temprana edad puesto que su abuelo era viticultor en Anjou. Después de aprender su oficio en Burdeos, donde le enseñaron “la sensibilidad de cómo los vinos pueden convertirse en placer, equilibrio y ligereza”, Olivier se estableció en el pueblo de Calce (Languedoc-Roussillon). Era el año 2001 y los primeros pasos los dio de la mano del reputado viticultor Gerard Gauby. Los vinos de Olivier logran un equilibrio entre el carácter y la naturaleza del terruño. Su objetivo es hacer que el vino sea lo mejor posible transmitiendo las peculiaridades del terreno y respetando el medio ambiente. El terroir de Calce es un cruce de caminos entre el Mediterráneo, los Pirineos y el macizo montañoso de Corbières. Ubicadas a 300 metros de altura, las viñas están situadas en un terroir de piedra caliza y esquisto. Olivier es un adepto a la agricultura biodinámica y defensor de intervenir poco durante la elaboración del vino.